El sector marítimo es esencial en la economía moderna, donde el transporte marítimo realiza casi el 80 % del comercio mundial. Aunque emite menos que sus alternativas terrestres y aéreas por unidad transportada, el sector sigue siendo una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero con casi el 2,7 % de las emisiones mundiales de CO2. El transporte marítimo es también el origen de una parte importante de las emisiones de contaminantes atmosféricos.
Gracias a una dinámica menos alcista que la economía mundial, el sector marítimo sigue bajo presión para reducir su impacto ambiental. Bajo el auspicio de la Organización Marítima Internacional, el sector se ha comprometido a limitar sus emisiones lo antes posible y reducirlas en al menos un 40 % para 2030 con respecto a 2008. El sector también apuesta por la reducción de las emisiones de óxidos de azufre con la entrada en vigor del Convenio MARPOL en enero de 2020, y la ampliación de las zonas de control de emisiones de óxidos de nitrógeno. En Europa, el transporte marítimo de buques con un tonelaje superior a 5000 t también se incorporará al régimen de comercio de derechos de emisión en 2024, y estará sujeto al mercado del carbono, sin asignación gratuita, a partir de 2025.
En este contexto, los transportistas han realizado verdaderos esfuerzos en los últimos años para mejorar la eficiencia operativa de sus buques. También han desplegado sistemas de depuración de gases de escape y modificado su suministro de combustible por productos menos azufrados o menos emisores como el gas natural licuado. Sin embargo, el objetivo de reducción de emisiones de CO2 no se alcanzará sin la adopción masiva de combustibles bajos en carbono: biocombustibles, hidrógeno verde, bio-GNL, amoniaco o metanol bajo en carbono.
El metanol como combustible alternativo está ganando atractivo con más de 100 barcos pedidos a principios de 2023. Con el 48 % de los pedidos de buques portacontenedores en la segunda mitad de 2022 y el 62 % en el primer trimestre de 2023, los buques con combustible dual de metanol se están consolidando gradualmente en las flotas. Los principales transportistas como CMA-CGM, Maersk o Proman Stena Bulk, así como líneas de cruceros como Norwegian Cruise Line u operadores de ferry como Stena, esperan entregas entre 2025 y 2027, que presentarán una necesidad global adicional de metanol bajo en carbono de más de 5 millones toneladas por año.
Con sus programas eM-France y eM-Ibérica, en particular el proyecto NeoCarb en la cuenca de Fos-sur-Mer, Elyse Energy está profundamente implicado en este nuevo ecosistema. Sus centros de producción permitirán producir un metanol compatible con los requerimientos de los actores, para atender lo mejor posible sus necesidades.
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